Salud de cuerpo y alma contra el bloqueo

Para nadie es novedad que el injusto bloqueo que el gobierno de Estados Unidos impone a Cuba desde hace más de 50 años ha traído consecuencias nefastas en todos los ámbitos.

Precisamente uno de los sectores donde más se percibe el daño es en el de la Salud Pública, donde, a pesar de las carencias, hemos logrado consolidar a la nación como uno de los puntales en lo que a este ramo respecta, pero bien que pudiera hacerse más por y para el mundo.

Una muestra de ello es –como expresara el Ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda en el marco del 56 Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud– que Cuba cumplió con la meta Salud para Todos antes del año 2000, implementando la estrategia de Atención Primaria como base del Sistema Nacional de Salud que abarca al 100 por ciento de la población de forma totalmente gratuita y accesible.

Los resultados de este programa se reflejan no solo en los bajos índices de mortalidad materna e infantil, sino también en la esperanza de vida que roza los 80 años, además de las enfermedades infecciosas erradicadas y el desarrollo constante de una industria farmacéutica capaz hoy de garantizar el 64 por ciento del total de medicamentos incluidos en el cuadro básico nacional, así como en la formación de excelencia de nuestros recursos humanos, prestos a servir en cualquier lugar donde sean necesarios.

Sin embargo, estos logros se ven en ocasiones opacados ante las dificultades para la adquisición de recursos y equipamientos necesarios para la salvaguarda de las vidas, como quedó reflejado en el informe presentado por nuestro presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el debate del 73 Período de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas y donde se especifica que de las más de 30 compañías estadounidenses a las que se han realizado solicitudes de insumos, solo han respondido dos y con una negativa alegando las regulaciones del bloqueo.

El dolor de un pueblo por sus hijos no puede ser cuantificable y ese lo ha experimentado esta nación caribeña desde hace más de medio siglo ante la falta de un medicamento o una pieza para un equipo que pueden garantizar el futuro y la calidad de vida de miles de cubanos.

El cerco inhumano que se extiende y que se acrecienta con la política del presidente del gobierno de Estados Unidos, Donald Trump, limita no solo las mercancías, sino también la posibilidad de intercambiar ideas, reflexiones de cómo hacer una medicina mejor y más eficiente.

La salud cubana brinda, sin embargo, lo mejor de sí desde cada trinchera, ya sean los médicos, enfermeras, estudiantes, laboratoristas o trabajadores de las instituciones de salud, cada uno trabaja a diario por revertir el daño y con menos hacer más, por crecerse ante las dificultades y seguir ofreciendo al pueblo un servicio de excelencia que cure no solo el cuerpo, sino también el alma.

 

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Yenisé Pérez Ramírez
Yenisé Pérez Ramírez

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana

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