_Karelia, Karelia, Karelia…pudiera cerrar la ventana para desplegar la bandera, me dice un joven desde el balcón del apartamento que está encima del mío, no era precisamente el vecino, sino un rostro jovial y desconocido.
_Karelia, Karelia, Karelia…pudiera cerrar la ventana para desplegar la bandera, me dice un joven desde el balcón del apartamento que está encima del mío, no era precisamente el vecino, sino un rostro jovial y desconocido.