La vida en la comunidad agrícola Roberto Orestes Moreno transcurre en la absoluta tranquilidad que caracteriza a esos parajes, donde no abunda el rebullicio yel ajetreo propios de una urbe.
Sus moradores, que destinan la mayor parte de su tiempo a las labores productivas en el campo, destinan el espacio libre a estar en casa, descansar, ver televisión o escuchar música, y es que según nos cuentan los residentes de ese enclave, las propuestas recreativas son escasas, casi nulas, solo cuentan con dominó y ajedrez para su esparcimiento en las tardes y noches.
“Aquí no tenemos ni activistas deportivos ni promotores culturales – refirió Eduardo Posada Pereda, director de la UEB Cítrico – Frutales – la principal manifestación recreativa son los juegos de mesa y sin embargo poseemos condiciones en cuanto a las áreas para practicar deportes, pero no hay nadie que se haga cargo y saque adelante esa actividad, como tampoco contamos con los implementos para ello”.
Destacó Posada Pereda que en una ocasión se coordinó con la Dirección Municipal de Cultura y enviaron a la comunidad un grupo de jóvenes artistas, pero solo sucedió esa vez.
Explicó que a menudo reciben visitas con el objetivo de conocer de primera mano el resurgir del cítrico y justo esas jornadas se convierten en celebración para los habitantes de la otrora secundaria básica 44.
“En el área posterior erigimos un ranchón que utilizamos para reuniones, cumpleaños colectivos y otras actividades, el 14 de febrero por ejemplo realizamos allí la despedida de una compañera nuestra que se jubiló tras muchos años de trabajo en el cítrico”, expresó Eduardo.
Evidentemente queda mucho por hacer en la comunidad en materia de deportes, cultura y recreación. Es necesario para ello establecer alianzas y coordinar con las entidades e instituciones rectoras de este quehacer en el territorio para extender hasta allí, la posibilidad de un esparcimiento sano, con atractivas propuestas para todos.
Le toca a cada quien aunar esfuerzos para que exista diversidad de ofertas de entretenimiento, desde el reclamoe iniciativas de los lugareños, hasta la gestión de quienes representan a esas familias empeñadas en rescatar un producto que fue sello de identidad local.